jueves, 20 de octubre de 2011

Macarons... o cómo hacerle un guiño a mi amada París



Haced como si nunca os hubiera hablado de París. Haced como si nunca hubierais estado en París. Cerrad los ojos y dejaos acariciar por una brisa fresca que huele a baguettes, croissants calientes, café recién hecho y zumo de naranja. Ahora abrid los ojos y vislumbrad a lo lejos un rosa atardecer sobre el Sena, a bordo de un bateaux que navega despacio al ritmo de las suaves olas. Y disfrutad, sólo sentidlo, dejaos acariciar por su ambiente, por ese aire, esas flores, esas luces… es París!

Dicen de París que es la ciudad del amor, la ciudad de las luces, una ciudad de gourmets y cuisine, una ciudad preciosa, romántica, enorme y maravillosa. París es esa ciudad a la que viajar cuando estás enamorado, sin el amor nada de lo que os explico tendría sentido. Sin el amor no se ven las luces, el aire no es tan especialmente delicado y la humedad te cala hasta los huesos. Sin amor nada es igual. Sin ti. Ninguna ciudad. Especialmente París.

Y ahora, por qué no, podéis darle un bocado a esta delicia... y transportaros directamente a sus calles, avenidas, paseos y parques.


Bon Appétit!!






 **Receta extraída de Food&cook (aunque yo los he rellenado de ganache de chocolate negro)

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